viernes, 7 de marzo de 2014

Hola, cómo te va...

Espero que todo ande mucho mejor. Que los mensajes que repentinamente escribes, estén llenos de sinceridad y sean coherentes con lo que sientes en lo profundo de tu corazón.
Creo que has cambiado muchas cosas de tí, para mejorar las relaciones con los que te rodean. Eso me alegra mucho y espero que las tormentas que ocurrieron entre tu y yo, te hayan ayudado a cambiar cosas de tí mismo.

Me da un poco de tristeza la distancia, aunque ya me voy acostumbrando a ella. A que eso suceda.
A no recibir llamadas, ni mensajes alegres y chistosos, aquellas bromas a través de fotografías del pasado que nos recordaban los enormes y bellos momentos que se construyeron y así como llegaron, se fueron marcando en las memorias y en los corazones.

Siempre pienso (y espero) que te encuentres muy bien. Que tu vida esté tomando nuevos rumbos y nuevas motivaciones. Que los escalones que alcanzamos y superamos, nos ayuden (no a tener más ambiciones) sino a tratar de compartir lo que hemos obtenido del camino que se ha labrado.

Espero que en alguna calle, en algún lugar, nos volvamos a encontrar... para volver a pensar en la vida, en los anhelos y grandezas, en los triunfos y desesperaciones. Para volver a hablar de lo que se hablaba cuando éramos bebés con mocos, saliendo del lugar donde aprendimos a leer y a escribir, a sumar y a restar. Entonces que ahora aprendamos a leer los gestos y las alegrías, a escribir sobre nuestras angustias y rabias para eliminarlas del corazón; a sumar amistades verdaderas, amores verdaderos, experiencias enriquecedoras y a restar malos pensamientos, distancias, silencios y rencores.

Buen viento y buena mar para cada idea que salga del corazón y de la mente.


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